15 Comentarios sobre el cabello que las mujeres afrodescendientes están cansadas de escuchar

Es verdad, no continúe haciendo este tipo de preguntas. Por favor.

  1. ¿Es tu cabello?

Tal vez sí, tal vez no. No es de tu incumbencia y es grosero preguntar. Además, ¿esta pregunta le haces también a otros tipos de cabello? Existen mujeres con rizos de diferentes texturas de todas las razas, señoras y señores.

  1. ¿Consigues peinarte?

Esta es una forma extraña de sugerir que no hay posibilidades de “domesticar” toda esta rebeldía arriba de mi cabeza. Pero, sí, es posible – y cada mujer debe encontrar la mejor manera de lidiar con sus propios rizos-. Queda el consejo: cuidado para no sonar ignorante con las preguntas.

  1. ¿Lavas tu cabello?

En serio? Eres grosero(a). Claro que sí!

  1. ¿Qué haces para que te quede así?

Depende de que sea lo que quieres decir con “así”. Si te estas refiriendo a la forma voluminosa y rulosa que es como los rizos nacen naturalmente, entonces la respuesta es “nada”. Yo apenas dejo que crezca y sea fabuloso a su manera.

  1. ¿Por qué tu cabello no es igual al de [nombre de la celebridad afroamericana]

Porque somos personas diferentes con combinaciones genéticas diferentes e, inclusive, con maneras diferentes de cuidar nuestro cabello. Dos cabellos naturales nunca serán parecidos uno con el otro. ¿Para qué comparar, cuando puedes encontrar belleza en la diferencia?

  1. ¿Tienes cabello “bueno” o “malo”?

Ya es hora que frases así desaparezcan para siempre. Son parámetros que conservan un padrón eurocéntrico ultrapasado y limitado de belleza que no debemos más reproducir. Todo y cualquier cabello es bueno.

  1. Te pareces a….

No es cualquier nombre de celebridad afroamericana que va a funcionar para completar la frase. Todas tienen un cabello lindo, pero nosotras no somos parecidas. Mi cabello natural permite que mi personalidad destaque. Aunque me pueda gustar el estilo de alguien famosa, el hecho que nuestros cabellos sean parecidos no me hace parecida con ella.

  1. Yo también asumiría mi cabello si fuera igual a [nombre de la personalidad rulosa]

La vida es muy corta para que te preguntes cómo sería si te realizaras una transformación de belleza o estilo. La vida es muy corta para usar siempre productos químicos para alterar la textura de tu cabello sin nunca realmente conocer o gustarte de la manera que tu cabello es, o cómo sería de bonito y saludable si lo trataras mejor. En vez de desear que tu cabello fuera diferente, ¿por qué no aprender a aceptarlo y amarlo como es?

  1. ¿Puedes nadar?

¡Claro! Mi cabello natural no me impide nadar, hacer ejercicios o ¡vivir!

  1. Quedarías bien con el cabello lacio

Es básicamente como decir: “No me gusta tu cabello como es, y preferiría que adopte un estilo que se aproxima más a mis conceptos limitados de belleza”. (También vale: “¡Deberías lacear tu cabello más veces!”). Me quedo tranquila y feliz apenas ignorando cualquier sugerencia no solicitada sobre mis risos.

  1. ¿Es sólo lavar y listo?

¿Entonces tú… no haces nada? Puede ser simplemente así – el cabello natural no necesita ser increíblemente complicado, a diferencia de la creencia popular. Pero, algunas de nosotras tenemos el conocimiento y la habilidad para crear peinados bellísimos. La belleza del cabello natural seria en una palabra: versatilidad.

  1. Vas a dejarlo así para tu [evento importante]

Sí. No acepto nociones ultrapasadas de que el cabello natural no es “profesional” o que no puedo ir así a mi casamiento. Es lo que escojo, lo que me gusta, y soy linda así.

  1. ¿Duele cuando te peinas?

Yo entiendo que mi cabello es vivo y radiante, pero tú sabes que mi cabello no tiene terminaciones nerviosas, verdad? El cabello natural pide ciertos cuidados, pero si lo peino de las puntas a la raíz, sin empujar, no envuelve dolor.

  1. Si yo dejase mis risos como son, sería un desorden

Conversaciones como esta revelan un tipo de proyección incomoda. “Queda tan bonito en ti pero quedaría terrible en mi” generalmente significa. “Encuentro el cabello natural y ondeado desordenado y despeinado.” Mejor es abandonar ese dialogo  cuando tenemos razón.

  1. ¿Puedo tocar?

En primer lugar, esta pregunta es muyyyy estraña. En segundo lugar, no. ¡No soy un animalito y ni sé dónde anduviste colocando la mano!

Escrito por Laís Barros Martins (colaboradora), de MdeMulher

Traducido por Jorge Rafael Ramírez

 

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